Como ya indiqué en algún comentario, Magialdia siempre supera mis expectativas pero este año, con muchas creces. Estratosférico en este XXX Aniversario (nada porno, eh?). He disfrutado de la magia y los reencuentros como nunca. No he podido asistir a todos los actos aunque ya es hora de contarte a los que fui en MAGIALDIA 2018!!
Hoy vamos con un par de anécdotas de cuando he realizado el famoso y clásico test del libro. Por si no sabes de que va, se trata de percibir, adivinar, intuir palabras, números, dibujos, gráficos o cualquier cosa que esté impresa en papel. Valen libros, revistas..etc. Incluso hace años, era muy popular usar las guías telefónicas. ÁNIMO CON LA LECTURA
No me lo podía creer. A mitad de Julio venían de Bruselas Teresa y Jesús. Me contaban lo que habían visto en las televisiones de por allí. Noticias, entrevistas, reportajes. Yo ya lo sabía. No por las televisiones de por aquí (vergüenza), sino por las informaciones de colegas y publicaciones de face. Los magos españoles se habían hecho con 8 premios mundiales. EN EL ESCALÓN MÁS ALTO DE LA MAGIA. Grandes !!!! Te cuento. No lo de las televisiones. Lo de los premiados. Por si no los conoces.
Ya abordaré el tema más ampliamente, pero quiero felicitar desde aquí a los concursantes del mundial de magia y especialmente a los 8 españoles premiados. Y entre los premiados, el único mago del mundo que ha conquistado un premio en Grandes Ilusiones. Yunke. Precisamente te hablo de su museo. No pierdas la oportunidad de visitarlo si pasas o estás en Peñiscola, como hice yo hace tiempo. Te cuento.
Cuanto hubiera pagado por un poco de experiencia cuando comenzaba a realizar espectáculos de magia. Pero es una de tantas cosas que no se pueden comprar con dinero. Afortunadamente se adquiere con tiempo y vivencias. Y de eso….algo he tenido.
La cena era para celebrar un final de curso. Unas 100 personas entre adultos y peques, hacían tiempo mientras preparaban la comida.
El arrastrar de sillas y mesas, el murmullo de dos ventiladores gigantes y la charla de los adultos, me dieron la valoración de la acústica del local. Bajo cero.
Cristina y yo empezamos a preparar la escena. Ya sabes, mesa de sonido, altavoces, cables, ordenador, micros…Cuando tuvimos la técnica montada y supervisada, ya empecé a preparar la parte artística. Pero no se me iba de la cabeza que necesitaría un milagro para hacerme entender y yo no confiaba demasiado.
Empecé a decirle a los niños y niñas, que no debíamos gritar mucho pues podíamos molestar la conversación de los papis (estos no se dieron por aludidos y continuaron hablando a gritos) y les hice un par de magias fuera de programa. Sólo la veteranía me dió fuerzas para iniciar el espectáculo. Allí no se entendía nada de nada.
Y el caso es que no se trataba de decibelios. Podíamos subir la potencia de volumen que la teníamos a menos de la mitad y haber “tumbado” el local. Pero no hubiera servido de nada. Hubieran seguido sin entender nada. Fue uno de los pocos momentos que echas de menos un teatro (por su acústica).
No quedaba otra que bregar. Sin decir nada, suspendí dos rutinas mágicas donde el guión era super importante. Me dediqué a realizar magias, acortar guiones y procurar que los que estaban atentos, continuaran así. La mitad de padres iban a su bola y era una causa perdida. Los que hicieron el esfuerzo de seguir las magias se lo pasaron pipa, tanto mayores como nanos.
La experiencia se impuso y no quedó otra que salvar los trastos. En estos casos y después de la autocrítica, pienso que hay actuaciones en las que no puedes hacer mucho más. Así que, después de recoger los trastos y “agradecer” las atenciones, ya tenía mi mente puesta en la próxima actuación. Posiblemente, lo más inteligente que me dictó la experiencia.
Hasta la próxima !!!!